Lo dicho: a pesar de que la mayoría de mis experimentos reposteros están orientados a la eliminación, sustitución o minimización de grasas de origen animal en su formulación, no tengo nada en contra de la mantequilla y la nata (y meteré en el saco a las yemas de huevo).
No quisiera que una legión de productores y asociaciones pro lácteos y derivados se vean menospreciados en este humilde blog.
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